Un viejo quijano
En aquella sala de espera un sonido hacia click cada cierto tiempo, era una caja de color verde pálido, en donde faltaba algunos rayos de luz de aquella tarde tan soleada.
En una esquina donde el sol no reinaba, se encontraba entre las penumbras una triste figura. Entre sonidos de clic que parecían golpes de unas agujas de reloj, nuestro golpeado y maltratado kevin espera su turno para juicio, con una mano escribía los últimos párrafos, lineas y palabras de los “paralelepidos felices” y con otra en la boca devoraba con impaciencia sus uñas.
“y el viejo de la barba dijo antes de morir ,si no tan verdaderas, a lo menos, de tanta invención y pasatiempo, lo logre. “ termino de escribir en su libro de tapa roja y levanto su mirada desde las penumbras hacia la ventana, para ver el paisaje de edificios y el cielo naranja. Hubiera podido admirar mas este lindo cuadro hasta que de la nada la gorda secretaria en una mas de sus sabias deducciones tapara con su esbelta y monumental figura toda la ventana. Todo para acercarse a la maquina del café y ordenar una bebida. Kevin estaba poco obstinado y no solo por aquella decisión tan sindicalista del café, si no también por las muchas veces que se incapacito o que olvido dar un recado al juez.
Mientras el reloj ya casi daba las 5, kevin se levanto y acomodo las mangas de su traje. Acomodo en su lugar la corbata roja y sacudió las pelusas de su pecho, cuando de sorpresa una gran puerta de madera se abrió y como las crónicas de muertos vivientes, camino hacia la luz que de la puerta salía. Al entrar a la gran sala de juicio segado por la luz fue incesantemente golpeado por la luces de todas las cámaras que lo atontaban aun mas. Al momento pudo encontrar la silla y un poco después la cara de la jueza.
En los televisores aparecían un hombre haciendo un resumen general del juicio que mas o menos decía, luego de no haya culpable a Kevin sobre la muerte de su madre y padrastro, el juicio ahora gira entorno al demente Padre Juan se espera que hoy el joven Kevin nos explique lo que paso aquella tarde de viernes santo.
Kevin sudaba por la nariz, los hombros y la boca, sudaba tanto que su camisa blanca estaba ya de un color amarillento. Tomo una bocanada de aire y comenzó:
“aquella tarde cuando resbale en el piso en la misma tarde cuando mi casa ardió en llamas, un poco antes de perder la conciencia vi como una sombra se movió de por detrás de las sillas, esta sombra era el padre Juan y digo que fue el por que traía su vieja y despedazada túnica.”
Kevin que ya esta congelado y aun mas nervioso, no pudo decir nada mas. Bajo de la silla del y se sentó al lado de su abogado.
Cuando ya la abogada del Padre iba a hacer su moción de ultimo momento entro un testigo de inesperado.
Las grandes puertas de madera se volvieron a abrir y a la sala entro una vieja mujer con su bastón en la mano. La cara de todos en la corte era de sorpresa, todas la caras excepto la de kevin.